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Leña del árbol caído… Franquicias dentales.

Existe un dicho: «no hagas leña del árbol caído» y eso es justo lo que hoy quiero hacer.

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Noticia en el diario «20 Minutos».

Ha caído la cúpula directiva de la franquicia Vitaldent tras 25 años de prácticas inconfesables, ¡y ya era hora! Y sí, quiero hacer leña de ese árbol podrido que ha sido la directiva de Vitaldent. El «cerebro» creador corrupto que corrompió la practica profesional tradicional del dentista español, del que da la cara en su consulta cada día ante sus pacientes…los miles de “dentistas sin asteriscos,” como rezaba la campaña del colegio de dentistas de Alicante, se vieron hace 25 años invadidos por un “cerebro de las finanzas” que vino a buitrear el sagrado territorio del profesional que capitanea su consulta y se deja la piel y la vida en ello. Este señor olisqueó una oportunidad de negocio y durante 25 años, los que adquirían su franquicia, adquirían el opaco compromiso de proveer de dinero “black” al cerebro y sus compinches.

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Hoy se ha hecho justicia y lo celebro a lo grande! Ha sido una humillación que mientras el dentista “de toda la vida” mansamente iba asumiendo las muchas y variadas exigencias fiscales, legales y profesionales, el “cerebro de las franquicias” imponía la ley del más fuerte y reventaba los precios acumulando franquicias en toda España e incluso en el extranjero, más de 300 sólo en España, y el cáncer se extendía por Italia y Polonia. Conseguía precios sin competencia a costa de acumular stocks por sus centenares de franquiciados, exigía cual señor feudal alcanzar objetivos mensuales de tratamientos necesarios (o no) para los pacientes que eran atendidos en los consultorios, y mientras, contribuía a la “mala imagen” y a la desafección del dentista tradicional al que le era imposible trabajar con precios que compitieran con los de los franquiciados. La capacidad adquisitiva obviamente no es igual. Si compras alginato para una clínica de dos sillones no consigues los mismos precios que si compras para más de seiscientos sillones, es obvio… Como sucede con las marcas blancas de las grandes superficies, el que no pasa por el embudo se queda fuera: prácticas empresariales de dudosa ética…  Y mientras el dentista tradicional siempre bajo sospecha de querer aprovecharse, de querer ganar más de la cuenta, de estar desfasado y caduco …porque claro ¿cómo adquirir una maquinaria innovadora millonaria si los márgenes de beneficios menguaban año tras año?

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En un plazo muy corto han sucumbido tres “empresas dentales“ cuya  fundación y mantenimiento eran únicamente con fines lucrativos, ganar a costa de incautos seducidos por políticas de marketing agresivas y fraudulentas, orquestadas por “cerebros financieros” y qué quereis que os diga? ¡que estoy rebosante de felicidad!

Tanto reboso felicidad, como humillada me siento cuando me dicen “he ido a X con corazón y el tratamiento me costaba 12000 euros y me lo han dejado por 1200. Menos mal porque si no yo no puedo arreglarme la boca” y me tengo que callar porque si no me callo parece que le quiera aguar la fiesta del “chollo “que ha conseguido ¡¡ y qué pasa? ¿que los demás dentistas no tenemos corazón?…

Han sido 25 años de agachar la cabeza, aguantar y resistir como esporas hasta que lleguen mejores tiempos y vuelva la refrescante lluvia de la confianza de los pacientes.  Que el dentista tradicional no se esconde en franquicias ni en asteriscos, que da la cara y se expone a los vendavales económicos. Se encoge y se estira, y se ofrece y se entrega a su verdadero trabajo, al que verdaderamente ama, llevar adelante su clínica con honradez y honestidad, con generosidad de dar “primeras visitas” y segundas y terceras “gratis” como su conciencia le dicte, no para reclamo publicitario sino como muestra de su compromiso con su paciente, que da sentido a todas sus inquietudes y desvelos,. No ganar cada día un poco más que el anterior, sino trabajar cada día un poco mejor que el anterior. ¡Menuda diferencia¡

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