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Miedo al dentista

Miedo al dentista

El miedo al dentista aún sigue siendo un problema frecuente en algunos pacientes dentales. Se estima que entorno al 10-15% de la población española aún sufre de miedo o ansiedad al tratamiento dental.

Y digo aún, porque con el desarrollo de la anestesia, casi podríamos pensar que el miedo al dentista debería de haber desaparecido. La anestesia local odontológica es muy eficaz, convirtiendo los tratamientos en indoloros.

Los dentistas siempre han estado preocupados por eliminar el dolor. Tanto es así, que nos cabe el honor de haber descubierto la anestesia general moderna. En 1844, fue un odontólogo americano, Horace Wells y su ayudante Thomas Morton, los que, por vez primera aplicaron la anestesia a un paciente para practicarle varias extracciones dentales. Usaron el llamado gas hilarante (óxido nitroso), y más tarde el éter, abriendo así en la historia el camino para la anestesia general en la cirugía.

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La triste historia de Horace Wells. Fuente: http://www.sentadofrentealmundo.com

Y ¿Cuáles son las posibles causas del miedo al dentista?.

  • Miedo al dolor. La asociación dentista-dolor es frecuente, por lo que es fácil desarrollar miedo al dentista, al considerarse una situación en la que se cree que se va a sufrir dolor. Esta asociación está anclada en la ideología de la población y así se transmite a los niños de manera casi «natural».
  • Experiencias del pasado. El paciente puede haber desarrollado miedo al dentista, tras haber sufrido una mala experiencia, ya sea directamente con el propio dentista, o indirectamente en el centro o gabinete odontológico. Nuestras emociones se moldean con nuestra propia experiencia. De ahí la importancia de la relación humana, el buen trato y el acierto en elegir tus mejores profesionales.

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  • Miedo a las agujas, o a una posible ineficacia de la anestesia. Las agujas y sus pinchazos, suelen ser motivo de fobias. Dentro de ese miedo podría estar también el de pensar que la anestesia podría no ser eficaz.
  • Miedo al contagio infeccioso, a través de los instrumentos utilizados entre paciente y paciente.
  • Miedo a los efectos secundarios de la anestesia, y de las medicaciones que podamos usar en la clínica. Estas dos últimas, con una cierta base, aunque técnicamente superada.Medicación
  • Miedo a la invasión de la intimidadconsiderando la cavidad oral como una zona íntima del cuerpo. La situación del paciente es receptiva, inerme y a merced de la intervención, percibida ésta como invasiva. Esto genera reacciones emocionales de alerta y defensa que no todos los pacientes son capaces de superar.
  • Experiencias de los otros, que facilitan la transmisión de esos miedos. Cuando uno ve que gente cercana a él, tiene miedo a algo, es fácil que ese miedo también se instale en uno mismo. Esto ocurre muy frecuente en los niños, cuando perciben que alguno de sus padres tiene miedo al dentista.

Estas son algunas de las posibles causas que pueden hacer que el paciente desarrolle miedo al dentista y dependiendo del grado de fobia que sufra, podrá superarla de una manera u otra. Miedo al dentista

¿Tiene fundamento el miedo al dentista?

Tras el desarrollo de la anestesia local, el miedo al dolor no tiene técnicamente justificación. El propio pinchazo, en numerosas ocasiones, puede pasar completamente desapercibido para el paciente, pues los diámetros de las agujas son mínimos y la mucosa oral donde anestesiamos, al ser flexible, permite la difusión del líquido anestésico sin sensación dolorosa, apenas una leve hinchazón. La anestesia en la piel por ejemplo, siempre y cuando realizada con suavidad, suele ser más dolorosa que la que se lleva a cabo en la boca, que puede ser completamente indolora.

Anestesia Sin dolor

En cuanto al miedo al contagio, a los centros dentales, como manipuladores de productos sanitarios, se les exige un estricto protocolo de desinfección y esterilización para evitar cualquier tipo de contagio entre paciente y paciente. Ya en 1987, el Dr. Lino Esteve escribió un artículo pionero sobre la instauración protocolaria de las normas de control de la infección, en la época en que empezó a propagarse el VIH. Actualmente el marco legal que establece la directiva 93/42/CEE de productos sanitarios, de obligado cumplimiento en nuestro país, está reflejado en el Real Decreto 1591/2009. Cualquier centro sanitario que no responda a esta normativa queda fuera de la legalidad.

El miedo a los efectos secundarios de la anestesia y otros medicamentos, es un miedo per se del ser humano, y en cierta medida, protector. Los medios nos bombardean muy a menudo con las complicaciones que pueden surgir tras la ingestión de sustancias extrañas y medicamentos. Pero la realidad de la clínica dental es muy diferente. Desde hace muchos años, la anestesia local se aplica de rutina antes de cualquier intervención sanitaria que pueda conllevar dolor. Sus posibles efectos secundarios están ya muy conocidos y estudiados. Por ello, como médicos y odontólogos, los profesionales estamos bien capacitados para resolver cualquier posible reacción no deseada. Aún así, es protocolaria la historia médica de cada paciente, que nos informa sobre alergias, enfermedades y tratamientos en curso. Todo ello son argumentos que nos pueden ayudar a reafirmar nuestra confianza frente a este miedo. La confianza del paciente en el profesional, y en el centro donde va a ser tratado, es la base de la relación terapéutica, la relación médico-paciente.

Confianza

Cuando esta confianza es firme, se disuelven los miedos de la invasión de la intimidad, pues confías en la persona y puedes abandonarte a la exploración, encomendándole que sea capaz de resolver tus problemas de salud oral. Incluso, hasta una mala experiencia pasada con un dentista, puede llegar a borrarse y superarse totalmente al contactar con otro profesional que te permita depositar tu confianza en él.

Con esto, podemos concluir, que actualmente los tratamientos dentales se realizan con anestesia y por lo tanto sin dolor, y que la relación humana y la confianza en el profesional es la clave para superar cualquier miedo. Esta relación se construye por medio de una reeducación que empieza en la primera visita, y que se va desarrollando a lo largo de las siguientes consultas, hasta que el paciente supere los miedos por completo.

De todas formas, hay casos en los que dar «el primer paso» sea para el paciente muy difícil o imposible. Hay fobias establecidas que pueden aparecer como insuperables para algunas personas. Para estos casos, se aplica la sedación consciente, en las clínicas dentales habilitadas para ello. Se trata de la administración i.v. de un sedante, controlada por un médico-anestesista o anestesiólogo en la consulta dental, para inducir un estado de tranquilidad, bienestar y somnolencia que permita los tratamientos dentales necesarios con la máxima comodidad. Es una opción, como digo, extremadamente útil en los casos de fobia severa al dentista. La experiencia del paciente es tan agradable, que incluso al paciente miedoso, puede ayudarle a ir confiando cada vez más en el dentista, y a dar el segundo paso, recibir el tratamiento de manera convencional… La sedación consciente, no sólo se usa para pacientes con fobia al dentista. También se usa en intervenciones quirúrgicas largas, para facilitar la experiencia confortable en pacientes que no tienen miedo. También en pacientes especiales, o niños pequeños, en los que no se consiga la colaboración mediante técnicas convencionales.

Por último, os dejamos un vídeo del programa de InformaciónTv, En Terapia, en el que nos entrevistaron sobre el miedo al dentista.